Se entiende por microcomunidades la estructura
pedagógica, basada en el trabajo personalizado desde pequeños grupos, mediante
la cual se brinda al alumno una formación integral, fundamentada en la
libertad, la responsabilidad, el respeto por los derechos humanos, el espíritu
de tolerancia, la solidaridad, las buenas relaciones, el trabajo en equipo, la
participación, la autonomía y la conciencia crítica. Se tiene como elementos fundamentales para
alcanzar esta autoformación asumir las responsabilidades compartidas, la
evaluación constante de la microcomunidad y la autoevaluación personal, el uso
del lenguaje cooperativo y corporativo y la asunción de responsabilidades y
deberes.
Las microcomunidades ayudan a formar al alumno en un
espíritu de superación y esfuerzo que le impulsan a afrontar la vida con
seguridad y confianza, preparándoles para una vida en sociedad, donde priman
sus deberes familiares y sus obligaciones como ciudadano.
Por medio de esta estructura pedagógica, se compromete al
alumno y a su familia en un proceso de formación integral, donde se cubren los
aspectos físico, psíquico, espiritual; social, afectivo, ético, cívico, moral y
demás valores humanos, donde cada estudiante marca el ritmo de su propio
proceso formativo.
El sistema de microcomunidades involucra también a la
familia en el proceso formativo de sus hijos, permitiéndole formar parte de la
asociación de padres de familia y en la escuela de padres, en la cual reciben
la formación, orientación y capacitación que les ayude a formar adecuadamente a
sus hijos y contribuir así, en el proceso de formación integral de los mismos,
proporcionándoles en el hogar un ambiente adecuado para su pleno desarrollo
integral.
Toda microcomunidad asegura el ejercicio responsable de
una faceta de la formación integral, en la que cada alumno se compromete a
asumirla y a vivirla, para poder contribuir después en la formación, mediante
la exigencia responsable a sus compañeros.
En la medida en que se crece comunitariamente, las
microcomunidades ayudan a crecer también en el campo individual mediante la
consecución de objetivos que facilitan superar aquellas dificultades que
impiden una auténtica convivencia social y una verdadera realización personal.
Para el desarrollo de este modelo pedagógico, se necesita
de la colaboración y entrega desinteresada, así como de la participación activa
del alumno, del educador y de los padres de familia.
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